Opinión: “Aprender de ellos”, por Laura Collavini

  Opinión: “Aprender de ellos”, por Laura Collavini


Redacción

Diario Río negro

Columna psicopedagógica 

Laura Collavini. Psicopedagoga

https://www.rionegro.com.ar/opinion-aprender-de-ellos-por-laura-collavini-1582620/


NOVIEMBRE 24, 2020 10:33 AM

Aprender de ellos

Que son todos vagos,

que no les interesa nada,

que no tienen proyectos.

Que no se puede hablar de nada…

Que no valoran lo que se les da, que yo a tu edad ya estaba…

Viste cómo son…

No puedo contar con ellos…

Mientras les alcance para la birra…

No sé qué tienen en la cabeza…



Así escucho hablar seguido de los adolescentes y jóvenes y a menudo tengo una profunda sensación de mirar películas diferentes. Escucho a padres y a sus hijos hablar de una misma situación y podría ser posible armar dos historias diferentes de un hecho. Como observar un paisaje desde dos puntos cardinales opuestos. El que está en el este puede ver una casa y un lago adelante y el que está en al oeste logra divisar solo una costa. Los dos tienen razón en lo que observan, solo que desde diferentes perspectivas. ¿Será posible entonces que ambas miradas puedan acordar que están sobre el mismo punto?

Sin duda para lograrlo tendrán que acceder a poder escuchar al otro con cierta confianza. Una palabra que resuena es la famosa “empatía”, ponerse en lugar del otro, intentar ver desde otro ángulo.

Qué lindo suena y cómo cuesta, ¿no? Siempre considerando que nuestra mirada es la más experta, nos encerramos en nuestros universos tan bien construidos y consideramos que ahí estamos seguros. Claro, seguros y sin movimiento. Con pocas cosas que nos hagan pregunta.

Es que sin duda la pregunta perturba, el cuestionamiento enoja porque nos hace mirar otra vez nuestro mundo ya armado y al que no tenemos la más mínima intención de modificar… Entonces… Es más fácil decir que el otro está equivocado y que no entiende nada… Y claro está, les voy a decir que me parece genial cuando los chic@s nos dan un lindo y elegante zapatazo por la cabeza y nos muestran estructuras nuevas, formas diferentes y cuestionamientos impensados… ¿Puede haber algo más intenso que sentir que la tierra se mueve y que todo cambia de lugar? Cuando eso sucede es posible que tengamos que agarrar fuerte el pupitre del abuelo porque seguramente vamos a terminar escribiendo en el piso.

Del mismo modo disfruto cuando en un lindo debate con algún adolescente le cuento claramente alguna mirada que considero que me sostiene; sin dudas la parte que más saboreo es cuando logro enunciar “Esto me sirvió y elijo yo, no quiere decir que a vos te pase lo mismo”. ¡¡Ahí me siento Maradona en el partido con los ingleses!! Porque me veo en mis zapatos, con mi realidad y porque me siento viva, eligiendo en forma consciente. Y a los que no les importaba nada, a los que solo querían estar en las nubes, las personas que considerábamos que no nos miraban un día buscaron un traje nuevo. De algún lugar inesperado del Universo fabricaron en silencio trajes de super héroes. Los llenaron de silencio y de amor. Y allá fueron, se encerraron en sus habitaciones por amor. Dejaron de ver a sus amigos por amor al resto. No fue ni un día ni dos, ni tres. Fueron centenares de días con sus noches. Renunciaron a su mundo y los pusieron en consideración de los adultos. Lloraron y se angustiaron. Con la humanidad a flor de piel y la energía y ganas de todo con sabor a nada. No, me corrijo. Con sabor a amor. A renuncia. Al cuidado de sus mayores. Y cuando veo desde el piso y con el pupitre de mi abuelo abajo del brazo cómo lucen los trajes de súper héroes intento levantarme y me vuelvo a caer. Los chicos piden por sus derechos.

Pero mi sorpresa es que no rompen nada, no cortan calles, no insultan a nadie. Solo se hacen escuchar juntos. Y eso me eriza la piel y sólo me quedo mirándolos. Porque esa estructura es nueva. Hacerse escuchar en paz y con amor. Piden por su última fiesta en el colegio. Piden una despedida digna. Piden un profesor que les entregue un diploma. Adultos: los chic@s piden ser mirados, ser reconocidos, ser visibles. ¿Qué vamos a hacer nosotros? Vamos a seguir mirando nuestro punto cardinal cómodo o nos vamos a poner a su altura?

Amo a estos chic@s y los honro. Tomo esa imagen y me la guardo como tesoro, pidiendo al Universo que les conceda el deseo y haciendo otro: que aprendamos de ellos. De repente miro el pupitre de mi abuelo y veo algo que no había notado. Un dibujo tallado de una carita feliz.

* Laura Collavini

www.fundacionsiendo.org.

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