Las relaciones y el orden




POR LAURA COLLAVINI

Es posible que, en el orden, encontremos una modalidad saludable de vida. Entusiasma, relaja, es más fácil detectar qué nos pasa y por qué.

Es menester comentar que no me refiero simplemente al orden de los objetos en los hogares o el lugar de trabajo. Tampoco al vehículo. Aunque por supuesto, facilita la vida saber dónde se encuentra cada cosa. Y pongamos punto y nos quedamos flotando con este ejemplo de las cosas, para después retomarlo.

Existe otro tipo de orden. El interno. Orden interno-orden externo. No siempre son reflejo uno del otro para la vista de los demás.

Piaget hablaba de un orden de la siguiente manera: “Se define como: regla observada para hacer las cosas; disposición metódica de las cosas, colocación sucesiva y armoniosa de elementos, distribución, sucesión, colocación de las cosas en el lugar que les corresponde, regla establecida por la naturaleza. De estas definiciones logramos deducir que, en general, se pueden establecer dos categorías o clases de orden: un orden lógico implícito en nuestra naturaleza, en que cada elemento ocupa el lugar que le corresponde en forma objetiva, natural y un orden arbitrario o subjetivo en que cada elemento ocupa el lugar que le corresponde según una asignación preestablecida subjetivamente, a la que se asocia la noción de orden como secuencia, llamada patrón”.

Esta definición que podría parecer lejana a mis columnas de reflexión, oculta un gran secreto a develar en las siguientes líneas. Los psicopedagogos profundizamos ampliamente estos conceptos en relación a los procesos de aprendizaje, observar cómo se distribuye, corresponde, organiza, secuencia, etcétera y desde la perspectiva psicopedagógica clínica, observamos cómo ese orden lógico y el arbitrario se confluyen, qué obstaculiza o estimula los procesos de aprendizaje.

Tomando en consideración que los procesos de vida implican aprendizaje, podemos observar cómo nuestra desorganización interna influye no sólo en los aprendizajes y desarrollos cognitivos, sino en las relaciones personales. Haciendo mención a este … “orden arbitrario o subjetivo voy a retomar el orden de los objetos y su lógica.

Ejemplos: Al estar trabajando con papeles o simplemente cocinando, se genera desorden. Es lógico porque se está trabajando y la persona que protagoniza la acción puede saber exactamente en qué rincón de la mesada dejó el condimento. Aquel que no está interviniendo y aparece, podrá suponer que hay caos. Simplemente es un orden interno.

Acomodar el placar, por ejemplo, es otro ejercicio lógico. Dónde cada uno quiere guardar sus pertenencias. Es una clasificación subjetiva. No está ni bien ni mal, la función es que sea útil.

Todo esto para comentar que nuestra clasificación interna. Saber qué es mío y tuyo, mío y no tuyo, tuyo y no mío, también es un orden lógico que debe trabajarse.

Observando en paralelo las verbalizaciones: “es igual a mí, hace lo mismo que hacía yo a su edad” le estaría faltando el orden. La vida de su hijo, es la de su hijo, la suya, la suya. No son la misma persona. Ese dicho, es igual a mí, implica que probablemente le esté delegando a su hijo heridas no resueltas de su infancia. Su hijo deberá cargarlas con mucho amor y probable frustración porque al hacerlo, negará su propia existencia.


De la misma manera que los famosos “Yo a su edad…” usted a su edad era otra persona, con otra realidad y otra historia. Los genes se heredan, si, pero solo el 50% y después los seres vivos somos transformados por la vida.

Así es que, por el bien de sus hijos y de la humanidad, ordene su existencia.

Gracias.

Laura Collavini

Terapeuta

laucollavini@gmail.com

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